Probablemente hayas visto infinidad de diseños y patrones de tatuaje maorí pero, ¿alguna vez te has preguntado qué hay detrás de este popularizado estilo?
Para los nativos el tā moko era un indicador de rango social y su proceso de realización era sagrado. El tatuaje era un consenso tribal, una condecoración que debía ser aprobada en conjunto. Cuando este proceso concluía, el tohunga–tā–moko (o tatuador, que era además considerado algo cercano a un sacerdote) realizaba un estudio facial y brindaba cuestiones sobre los antepasados y las aspiraciones de la persona que recibiría el tatuaje. Este procedimiento se dividiría en dos procesos: delineado y relleno. Durante éstos estaba prohibido el diálogo, el llanto o la queja. Se involucra, como en todo acto sagrado, el prestigio propio y el familiar. No debía existir actividad sexual hasta su finalización y los sujetos debían alimentarse a base de líquidos, exclusivamente.
Los materiales empleados eran cinceles de huesos y dientes de tiburón, entre otras especies. Tintas de carbón para los tonos negros y colores conseguidos mediante trituración de orugas, setas y plantas. Cada familia portaba sus recetas para cada pigmento y no eran compartidas sino entre generaciones.
Cada elemento del tā moko cobra valor sacro conforme más se aproxima al rostro del sujeto. Cuanta más tinta, mayor rango social. Predominan patrones de espirales, curvas, geometría. No existen dos tatuajes maorís iguales y para los expertos son sencillos de leer. Cuentan historias, hazañas, relatan la identidad de quien lo exhibe. La incapacidad de lectura de estos patrones, para los maorí, equivale al analfabetismo.
Significados del tā moko maorí según su ubicación facial: todo tiene un porqué.
Cuentan los sabios que el joven mortal Mataora se prendó de la divinidad y belleza de Niwareka, princesa del ultramundo, durante una de sus expediciones a la tierra. Enamorados, contrajeron matrimonio. Pero Mataora, violento e impulsivo como buen guerrero, no profesó correcto amor por la dama así que ella, dolida, regresó al Más Allá bajo custodia de su padre, el gran dios Uetonga.
Lleno de culpa, Mataora se adentró temerariamente en los dominios del ultramundo en busca de su mujer para suplicar disculpa y, como prueba de su arrepentimiento, se sometió a la ejecución del tatuaje facial que demostraría su valía, sobreponiéndose al dolor y sufrimiento con tal de recuperarla. El padre de Niwareka, aceptando aquel sacrificio como prueba de valor, concedió permiso para el regreso de la pareja al mundo terrenal, no sin antes inculcar las enseñanzas relativas al tatuaje maorí facial. Orgulloso de la belleza e intimidación adquiridas gracias al adorno de tinta, Mataora exhibió y divulgó la cultura del moko para impulsar a las tribus polinesias a adoptar el ritual como un rito de paso y como una ostentación de rango social y fortaleza.
¿Conocías todos estos fascinantes secretos sobre el tatuaje maorí? ¿Te gustaría ahondar en los patrones para aprender a distinguir uno bien aplicado de otros que no se corresponden con las premisas esenciales de esta cultura? En el próximo post te enseñaremos a elegir bien tu diseño de tatuajes maoríes y, sobre todo, a identificar aquellos que no están correctamente aplicados.